Volcanes, cascadas, lagos termales, coladas de lava y geiseres se van aconteciendo en el Círculo Dorado. Debido a su proximidad con Reikiavik y los numerosos atractivos que se pueden ver en un solo día, el Círculo Dorado es por excelencia la joya turística de Islandia. Una ruta colmada de la naturaleza más pura, primitiva y abrumadora.

A la hora de planificar el viaje, decidimos realizar el itinerario del Círculo Dorado diferente a cómo lo suelen hacer todos. Prácticamente a la inversa. Empezamos por Kerið, seguidos de Geysir y Gullfoss para terminar en el Parque Nacional de Thingvellir. El motivo de hacerlo así era huir de las aglomeraciones de turistas que vienen a pasar el día desde Reikiavik. Y la verdad que lo conseguimos. En Kerið y Geysir estuvimos completamente solos; y en Gullfoss y Thingvellir nos topamos con poca gente.

Kerið Cráter
Empezábamos nuestro día por el Círculo Dorado en Kerið. Al haber hecho noche en Selfoss, sólo tardamos en llegar 15 minutos por la carretera 35. Kerið es un cráter volcánico de hace 6500 años, con agua de intenso turquesa en su interior. Dimos la vuelta a todo el cráter y nos impregnamos de ese paisaje cargado de tonos rojizos y ocres, que se diluye con los verdosos arbustos que crecen en su ladera.

Kerið se encuentra en una parcela privada y se requiere ticket para acceder a él. Pero al llegar temprano la garita todavía estaba cerrada y no pagamos. Igualmente, al ser pronto no había gente y dimos la vuelta al cráter solos.

Geysir
Poco a poco nos íbamos familiarizando con el paisaje de Islandia. La carretera se abría camino entre frondosa tundra y prados salpicados por decenas de ovejas y caballos islandeses. En media hora (unos 45 km.) llegábamos a Geysir. Uno de los lugares más emblemáticos del Círculo Dorado (y de toda Islandia).

En Geysir el agua sale disparada más de 100 veces al día. Este surtidor es el que ha dado nombre a este fenómeno de la naturaleza en todo el mundo. El Gran Geysir escupía un chorro de agua de más de 120 metros de altura, pero desde el año 2000 está inactivo. Y ahora, el protagonismo lo centra el geiser Strokkur -que está justamente al lado-.

Un sendero nos conduce desde el centro de visitantes de Geysir hasta el mismo geiser Strokkur. Por el camino de esta zona geotermal se contemplan numerosas fuentes termales de intensos tonos azules, pozas de lodo burbujeante y manantiales de agua sulfurosa a más de 100 °C. ¡Ojito con intentar tocarla!

Al contemplar la fuerza de Strokkur, nos sentíamos insignificantes espectadores. Parece que la tierra respira. Este fenómeno de la naturaleza más primitiva se provoca cuando el agua entra en contacto con la roca caliente del magma, hierve y es expulsada a presión. Entorno al géiser la gente espera expectante para contemplar su erupción de unos 25 metros de altura y que se repite cada 5-7 minutos.

Gullfoss, las cascadas del Círculo Dorado
El río Hvítá sorprende al viajero a su paso por Gullfoss (cataratas Doradas). El agua se precipita por una cascada de 32 metros divididos en 2 saltos y acto seguido penetra en el estrecho cañón del Hvítá. Aparcamos en su centro de visitantes, y nada más salir del coche un zumbido constante sucumbía nuestros oídos.

Desde el centro de visitantes de Gullfoss hay 2 senderos que conducen hasta las inmediaciones de la cascada. Ambos son de fácil acceso. El sendero superior nos acercó a un mirador desde el que se tiene unas formidables vistas de todo Gullfoss.

Continuamos el recorrido bajando unas escaleras y accediendo por una senda hasta el mismo centro de la cascada entre los 2 saltos de agua. En ese punto el estruendo del agua es abrumador y la bravura del lugar se hace notable. Gullfoss eran las primeras cascadas que veíamos en este viaje por Islandia y no nos defraudaron. El acceso a Gullfoss es gratuito y no se requiere ticket.

Laugarvatn, las aguas termales del Círculo Dorado
De camino a Thingvellir nos detuvimos en Laugarvatn (lago de las fuentes termales). El mejor plan es disfrutar y relajarse en sus baños geotermales. Prácticamente hay 2 opciones: La piscina geotermal de Fontana, que cuenta con unas modernas instalaciones y sauna, y su precio ronda los 40 €. Y, la piscina de Laugarvatn –que está justamente al lado- con precios más económicos (8 €) pero igual de relajante. Nosotros nos decantamos por esta última opción.
Aprovechando que estábamos en Laugarvatn vimos una demostración de cómo cocinan el afamado pan de centeno islandés con energía geotérmica. El método parece muy primario pero es de lo más eficaz. Realizan un agujero en la arena caliente en la orilla del lago –que está a unos 50 °C-, meten la masa en una cazuela y la entierran durante 24 horas. En ese tiempo la masa se hornea con el calor del manantial geotérmico de Laugarvatn. Y es que, este lago además de alimentarse de varias cascadas colindantes, también se nutre de la fuente termal Vígðalaug.

Parque Nacional de Thingvellir
Finalizamos nuestro recorrido por el Círculo Dorado en el Parque Nacional de Thingvellir. Un lugar cargado de historia islandesa. En Thingvellir estuvo el parlamento más antiguo de Islandia (y de Europa). Fue fundado en el siglo X por los primeros vikingos que ocuparon Islandia. Este hito, junto a que en Thingvellir se unen las placas tectónicas Noramérica y Eurasia, hace de él un sitio repleto de simbolismo e importancia para los islandeses. Asimismo, este Parque Nacional es Patrimonio de la Humanidad desde el año 2004.

Dejamos el vehículo en uno de los primeros parkings (en el parking nº 2) y aprovechamos la distancia para hacer una buena caminata. El Parque Nacional de Thingvellir es gratuito pero es obligatorio pagar en cualquiera de sus parkings. Nos costó 500 ISK (unos 4 €). Una ligera brisa nos alegraba la tarde y hacía que el calor fuese soportable. Empezamos en la cascada Öxarárfoss. Un salto de agua soberbio y fotogénico que discurre entre las 2 placas tectónicas. Al más puro estilo de Abu Simbel, esta cascada es artificial y es producto del desvío del cauce del río Öxará. Que desemboca a escasos metros en Thingvallavatn; el lago más grande de Islandia.

Apaciblemente seguimos disfrutando de la tarde paseando por la falla Almannagjá -que se abre camino entre las 2 placas-. Esta falla conforma un cañón de notables dimensiones, llegando a superar los 40 metros de altura en el punto donde se separan las 2 placas.

En este punto nos acercamos al yacimiento de AlÞingi. Aquí estuvo el primer parlamento de Europa. En la actualidad no quedan restos, pero en el lugar -donde se supone estaba el parlamento- se alza un mástil con la bandera de Islandia y, es un sitio muy querido y venerado por los islandeses. Cerca al AlÞingi se encuentra la granja Thingvallakirkja. Hoy en día es la residencia de verano del primer ministro de Islandia.

En la parte trasera de la granja un sendero nos llevó hasta el cañón Nikulasargja. Una zona repleta de pozas de aguas cristalinas. Además de contemplar la pureza del agua desde aquí se tienen unas vistas de la falla Almannagjá.

Una vez terminamos el recorrido por Círculo Dorado pusimos rumbo a Hella, donde teníamos el alojamiento. Y así ya estábamos más cerca para continuar con nuestro viaje por Islandia.