Adentrarse en Fushimi Inari y Nara es profundizar en el corazón de la historia y cultura japonesa. Una oportunidad para conectar con el verdadero Japón. Por ello, aprovechamos uno de los días que estuvimos en Kioto para a visitar estos lugares situados en la periferia sur de la ciudad. Además, son dos de los principales atractivos turísticos del país nipón.

Aprovechando que teníamos el JR Pass cogimos el tren de la línea JR Nara desde la estación central de Kioto hasta Inari. Lo normal es visitar primero Nara y de vuelta parar en Inari. Pero aconsejo hacerlo al revés para encontrar los menos turistas posibles, ya que, Fushimi Inari suele estar siempre repleto de visitantes.

1/ FUSHIMI INARI
Fushimi Inari es uno de los santuarios más emblemáticos de Japón. Su principal encanto y popularidad es el Senbon Torii, con los más de 4000 toriis de color bermellón que marcan el sendero. A diferencia de otros templos y santuarios sintoístas o budistas, su entrada es gratuita. Todo ello hace que sea una de los lugares más visitados del país.

El santuario está dedicado al espíritu de Inari (también conocido como Oinari), deidad de la fertilidad, el arroz, el sake, la agricultura, y el éxito en general. Desde tiempos remotos, Inari estaba visto como el protector de los negocios y comercios. Por ello, todos los toriis del sendero son donados por hombres de negocios a cambio de protección y éxito. Una cosa que llama la atención son las numerosas estatuas de zorros (kitsune) que hay repartidas por todo el templo. Estos animales son considerados los emisarios de Inari.

En Fushimi Inari se tiene esa sensación de haber estado anteriormente, y es que aparece en la película «Memorias de una Geisha». En sus senderos transcurre una de las escenas más conocidas de la película del director Rob Marshall.

La afluencia de gente es masiva, así que, si se quiere disfrutar con tranquilidad del templo y de sus toriis hay que ir muy temprano. El recorrido total por los senderos es de aproximadamente unos 4 kilómetros y se puede tardar unas dos – tres horas en recorrerlo con calma.

Se aconseja llevar ropa y calzado cómodo, así como bebidas para hidratarse. En los meses de verano hace mucha humedad y hay que ir bien preparados. Una vez terminada la visita al templo nos adentramos por las calles adyacentes repletas de tiendas de suvenires y puestos de comida callejera.

2/ NARA
Una vez finalizada la visita a Fushimi Inari cogimos el tren dirección Nara. Hay que tomar el exprés y no el local, ya que, este último tiene numerosas paradas y tarda casi una hora en llegar. Nosotros hicimos la excursión desde Kioto, pero también se puede hacer desde Osaka. Las distancias desde ambos sitios son similares, y se tarda menos de una hora en llegar.
Nara es la capital de la prefectura con el mismo nombre en la región de Kansai. Durante el siglo VIII fue la capital de Japón, siendo en este periodo cuando se construyeron la mayoría de los templos que todavía hoy se conservan y son visitados.

Una vez salimos de la estación de tren, fuimos a la vieja estación de JR Nara que está al lado de la actual, y es donde se encuentra la oficina de turismo. Allí pudimos encontrar información turística en castellano. Además, el personal te recomiendan los lugares más importantes en función del tiempo que se disponga para visitar Nara. Desde aquí por la calle Sanjo dori caminamos unos 15 minutos hasta llegar al parque de Nara- koen.
Alrededor de este parque (de más de 520 hectáreas) se encuentran los principales atractivos de la ciudad: el templo Todai-ji, la pagoda de cinco plantas, el jardín Isui-en, el Museo Nacional de Nara y la entrada al santuario Kasuga Taisha; así como los más de 1200 ciervos sika, que merodean por el parque a sus anchas.

TEMPLO DAIBUTSU: EL GRAN BUDA
Este templo pertenece a la escuela budista Kegon, y es conocido por albergar el Gran Buda (Daibutsu). Con más de 16 metros de altura sorprende por sus enormes dimensiones mostrándose imponente frente al visitante.
Si el Gran Buda sorprende por su tamaño, habría de remarcar que el edificio posee el récord de mayor estructura de madera del mundo. La construcción inicial de este templo se remonta al siglo VIII , pero ha sido reconstruido en dos ocasiones a causa de incendios.

Como curiosidad comentar que en uno de los pilares de madera que sostiene el edificio hay un agujero en su base. El cual tiene las mismas dimensiones que la nariz del Gran Buda. Dice la leyenda que quien pasa por el agujero conseguirá la iluminación en la próxima vida. Es tradición que lo crucen los niños y recién nacidos.
El templo, junto con otros edificios están declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, como parte de los “Monumentos históricos de la antigua Nara” en 1998.

SANTUARIO KASUGA TAISHA
Siguiendo con nuestra visita a Nara fuimos al oeste del parque subiendo una ligera pendiente para ver el santuario sintoísta Kasuga Taisha. Es considerado uno de los más antiguos de Japón y se encuentra a los pies de las montañas sagradas de Kasugayama y Mikasayama. Ya en el camino de acceso se tiene una sensación de adentrarse en tiempos pasados con sus más de 2000 lámparas de piedra. Una vez en el interior del recinto del santuario es todo un espectáculo las 1000 lámparas de bronce que se reparten por todos sus patios y cuelgan de los edificios.

Las lámparas no están siempre enchufadas, pero tuvimos la suerte que era 14 de agosto y coincidimos con la Festividad del Obon, y encienden las lámparas de piedra y de bronce. Después de ver el primer encendido en Kasuga Taisha recorrimos varios puntos de la ciudad iluminados con lámparas y velas.

LOS CIERVOS SIKA DE NARA
Una cosa de las que más nos gustó y sorprendió en Nara son los ciervos sika campando a sus anchas por el parque Nara-koen y sus inmediaciones. Según la leyenda en el siglo VIII el dios Takenomikazuchi-no-mikoto apareció a lomos de un ciervo blanco. Desde ese momento dichos animales han sido venerados como mensajeros de los dioses y protectores de la ciudad. En la actualidad hay más de 1200 ciervos y gozan del estatus de Tesoro Nacional, y están protegidos como tales.

Hay puestos callejeros que venden unas galletas (shika-sembei) por unos 150 ¥ para dar a los ciervos, y es muy divertido. Además, están acostumbrados a la presencia de personas y son inofensivos y dóciles. Es toda una atracción para los niños, y los no tan niños.
FESTIVAL DEL OBON
Como hemos comentado anteriormente, nuestra visita a Nara fue el 14 de agosto coincidiendo con el final de la festividad del Obon. En cada región de Japón se celebra de una manera y tiene diferentes fechas. En Nara tienen la tradición de iluminar diferentes puntos de la ciudad con velas. Por lo que esperamos un poco para verlo. Y tuvimos el privilegio de que el personal de la Oficina de Turismo de Nara nos invitó a participar en el encendido de las velas. Toda una experiencia el poder vivirla en primera persona.

La festividad japonesa del Obon es una tradición budista que honra y recuerda a los espíritus de los fallecidos. Originalmente se celebraba alrededor del décimo quinto día del séptimo mes del calendario lunar. Cuando el calendario gregoriano europeo sustituyó al calendario solar, se aplazó treinta días muchas de las tradicionales festividades japonesas.

Los budistas creen que durante el Obon los espíritus de sus antepasados vuelven durante esos días a sus hogares para reunirse con sus familiares y rezar por los espíritus. Por ello, esta festividad tiene un vínculo familiar muy grande, comparable a las navidades cristianas.
Tuvimos la oportunidad de ver la festividad del Obon en Nara, y unos días más tarde en Takayama. Pero eso, ya os lo contaremos en otro post.
Para más información sobre Nara podéis consultar la web de Nara Japan, perteneciente a la Oficina de Turismo de la Prefectura de Nara. Está diseñada para planificar y aprovechar al máximo la visita a la ciudad.
