Aguas cristalinas, hipopótamos visiblemente apacibles y la banda sonora de numerosas aves que revolotean con las primeras luces del día es la esencia del lago Naivasha.

En un principio no teníamos previsto visitar este lago -cuando preparamos nuestro viaje a Kenia-. Pero la noche de antes, en Nakuru nuestro guía Meshack nos brindó la opción de ir al lago Naivasha; ya que venía de paso dirección a Masai Mara. Sólo teníamos que levantarnos un poco más pronto… Pero, ya se sabe que el madrugar forma parte de los viajes.

Salimos del lago Nakuru a eso de las 7:00 de la mañana, y emprendimos rumbo al lago Naivasha. Pese al madrugón, la carretera estaba repleta de tráfico. Pues este tramo comunica el puerto de Mombasa y la capital Nairobi con Uganda y Sudán. Nuestro guía le ponía empeño e intentaba adelantar a los cientos de camiones, pero de 40 km. por hora no pasábamos…

A las 8:30 h. de la mañana llegamos a Naivasha. Éramos las únicas personas que estábamos allí. Teníamos todo el lago para nosotros solos. Eso es lo bueno que tiene madrugar en los viajes…

En barcaza por el lago Naivasha
Las orillas del lago se pueden recorrer en coche. Pero es cierto que lo diferente con respecto a otros parques o reservas de Kenia, en Naivasha es hacerlo en barcaza. Así se puede contemplar toda la fauna de manera más directa, incluidos los principales protagonistas de este lago: los hipopótamos y la multitud de especies de aves.
Al empezar a bordear la orilla del lago, nos llamó la atención y entristeció ver el desastre que habían ocasionado las fuertes crecidas del lago.

A lo mismo que en Nakuru, en los últimos años, las crecidas del lago han propiciado inundaciones. Y en el caso del lago Naivasha, además de afectar a la fauna y flora, también se han visto afectados muchos lodges y camps que estaban junto a la orilla.

Es chocante y triste pasar cerca de ellos con la barcaza, y verlos abandonados, medio en ruinas y anegados por el agua. La parte positiva (si es que existe) son sus nuevos inquilinos. Ahora se han convertido en el hogar de babuinos y pelícanos.

Tras dejar atrás árboles secos y diferentes zarzales, contemplamos la suntuosidad y esplendor del lago Naivasha.
El lago Naivasha, con 1884 metros por encima del nivel del mar, es el más alto del Gran Valle del Rift. Igualmente es uno de los lagos que mayores tormentas inesperadas soporta. Pese a que, nosotros disfrutamos de un agradable paseo en barca por sus plácidas y tranquilas aguas, Naivasha en masai significa “aguas turbulentas”.

El agua brillaba con los primeros rayos de sol; y la luz era perfecta para tomar fotos. La barcaza empezó a coger velocidad y nos dirigimos a un verde manglar. Y allí estaba. El primer hipopótamo de nuestro viaje. Estaba reposando fuera del agua; impasible frente a nosotros. Eso sí, manteniendo las distancias. Ya que, es considerado el animal más peligroso y mortal -incluso por delante del león-.

El guía de la barca comentaba que estas inundaciones habían propiciado la migración en masa de los flamencos rosa. Si bien, pudimos admirar una gran diversidad de aves: gansos egipcios, marabús, garzas Goliat, viudas de cola larga, pigargos africanos, pelícanos, estorninos soberbios. Y es que, Naivasha es considerado uno de los mejores lugares ornitológicos de Kenia para avistar aves.

Entre todas las aves que vimos, pudimos observar en directo cómo el águila pescadora efectuaba un eficaz vuelo enrasado sobre el lago para capturar su almuerzo.
Prosiguiendo nuestro recorrido por el lago, encontramos multitud de manadas de hipopótamos bajo el agua. Sumergidos en el lago, sólo asoman parte de la nariz, los ojos y sus graciosas orejas. Cuando divisábamos uno, al fijarnos contábamos por decenas los que habían a su alrededor. El lago Naivasha es tierra de hipopótamos.

Poco a poco nos acercamos a Crescent Island. Una reserva natural en una isla privada, donde se puede caminar entre cebras, kobos de agua, impalas y jirafas. Esta isla en su origen era el borde del cráter de un volcán.
Una vez terminamos la vuelta en barca, pusimos rumbo a Masai Mara para llegar allí a la hora del almuerzo.
