Después de visitar grandes ciudades como Osaka y Kioto, llegaba el momento de descubrir el otro Japón. Nos adentramos en el corazón geográfico del país nipón para explorar su naturaleza -de verdosos prados, frondosos bosques, ríos de aguas cristalinas y rodeados de montañas-. En el centro de la isla Honshu están los Alpes Japoneses (una cordillera formada por las montañas de Hida, Kisa y Akaishi). Durante nuestro viaje a Japón fuimos allí a pasar unos días para adentrarnos y conocer todo lo que hay que ver en Takayama y Shirakawa-go.

COMO LLEGAR A TAKAYAMA DESDE OSAKA
La mejor opción para ir a Takayama desde Osaka es cogiendo una combinación de trenes incluidos en el JR Pass:
– De Osaka a Nagoya con el shinkansen Hikari 512 (70 minutos de duración).
– De Nagoya a Takayama con el Ltd. Exp. (wide view) Hida 5 (164 minutos de duración).
El tiempo de espera en Nagoya puede ser no más de 10 minutos, y el trayecto dura un total de unas 4 horas. En el tren que llega a Takayama se puede observar cómo se deja atrás la zona repleta de poblaciones para dar paso a lugares escarpados repletos de vegetación. Estas vistas eran un anticipo de lo que nos esperaba durante los siguientes días en los Alpes Japoneses.

QUE VER EN TAKAYAMA Y SHIRAKAWA-GO
1/ TAKAYAMA
CENTRO DE TAKAYAMA
Enclavada en la región montañosa de Hida encontramos la antigua ciudad feudal de Takayama. Adentrarse en ella supone retroceder hasta el Japón más tradicional en tiempos de los samuráis. Sus calles alineadas y las viejas casas de madera hacen que sea un lugar que nos recuerde a tiempos pasados durante el periodo Edo.
Cruzando el río Miya-gawa dirección este nos adentramos el barrio de Sanmachi-suji. Es el centro de la ciudad vieja y está repleto de tiendas de artesanía, cafés, restaurantes y fábricas de sake. Debido a la pureza de sus ríos y manantiales, el agua de Takayama es la idónea para producir sake y aguardientes. Los cuales se pueden trovar y adquirir en las numerosas fábricas y tiendas que hay en este barrio. Además, en Sanmachi-suji están la mayoría de museos de la ciudad, como son el museo arqueológico, el museo Folclórico Kusakabe, la sala de exposiciones del festival de Carrozas de Takayama, entre otros.
En la calle Kamiichino-machi encontramos el museo de historia y arte de Takayama. Se trata de 14 salas, envueltas de jardines, dedicadas a la historia, la cultura, las fiestas populares, la literatura y el arte de la región. La entrada al museo es gratuita.

Junto a la orilla del río, entre los puentes Kiji y Yayoi se organiza uno de los mercados matutinos más conocidos de la ciudad. Agricultores de la región se dan cita para vender sus frutas, verduras y encurtidos. También se puede encontrar puestos de artesanía local.
Al caer el día pudimos disfrutar del final del Obon que se celebra en Takayama. En esta población se tiene la tradición de despedir esta festividad colocando farolillos iluminados en el río Miya-gawa desde sus diferentes puentes. Es toda una belleza contemplar como las luces se mueven y se abren camino en la noche.

RUTAS DE SENDERISMO POR LOS ALREDEDORES DE TAKAYAMA
Aprovechando que hacía una tarde agradable decidimos hacer una pequeña caminata por Takayama, concretamente por los barrios de Higashiyama, Soyuji y la colina donde todavía se conservan las ruinas del castillo de Takayama. Este recorrido tiene una distancia de unos 4 kilómetros y se pasa por unos 13 templos y 5 santuarios:
Salimos desde el puente Yayoi dirección este por una calle animada y repleta de tiendas y restaurantes hasta llegar a Higashiyama. Esta zona (junto con Soyuji un poco más al sur) se conoce como el barrio de los templos, ya que cuenta con un gran número de pequeños hay numerosos pequeños templos y santuarios. Prácticamente están unos al lado de otros, a medida que vas caminando vas entrelazándolos. Los más relevantes y que requieren una visita son Sogen-ji, Hokke-ji, Zenno-ji y Souyu-ji.

Dirección sur nos adentramos en el santuario sintoísta de Ena Shrine. Fue construido a principios del siglo XIX por un conocido ideólogo de la literatura clásica japonesa de Takayama.

Desde este santuario andamos hasta el templo Daiyu-ji a los pies de la colina. El cual cruzamos para adentrarnos en el sendero que nos llevaba a lo alto de la colina. Donde se encuentran los pocos vestigios de lo que fue el castillo de Takayama. Para subir a este lugar es necesario llevar el calzado y la ropa adecuada, ya que, el acceso es algo abrupto.

Desde las ruinas del castillo se tienen unas vistas privilegiadas de Takayama y del centro viejo de la ciudad. Para descender de la colina lo hicimos por otro sendero opuesto al de subida, y que llega hasta el templo Shoren-ji. El cual es el más antiguo de la escuela Jodo Shinshu.

HIDA FOLK VILLAGE
Como un museo al aire libre encontramos la aldea popular de Hida Folk Village (también conocido como Hida No Sato) con docenas de casas y edificios tradicionales. Los cuales fueron desmantelados de sus ubicaciones originales y se reconstruyeron en este lugar. Gracias a ello, hoy en día podemos conocer cómo vivían en el pasado la gente del lugar.

La recreación tan cuidada que tienen hace que el museo valga la pena visitarlo. Desde su enorme estanque en la entrada aparecen varios senderos que llevan a las diferentes construcciones. Como un museo etnológico, cada casa muestra aperos de labranza y utensilios de uso cotidiano. Además, hacen muestras presenciales de los oficios de la región como la confección de telas de seda -desde la extracción de los capullos de seda, hasta tejer el kimono-.

Para llegar desde Takayama hay que ir dirección oeste, a la otra parte de la estación de tren. Se tarda unos 30 minutos caminando, pero también se puede ir en autobús.

2/ SHIRAKAWA-GO
Desde Takayama aprovechamos un día para visitar el poblado de Shirakawa-go. Para ello, cogimos un bus desde la estación de autobuses que nos llevó directamente. Hay que fijarse bien a la hora de comprar los billetes, porque hay algunos con reserva y otros no.
Anclado en el tiempo, encontramos este pintoresco y fotogénico pueblo ubicado en los Alpes japoneses. Su atractivo está en sus casas tradicionales de estilo gassho-zukuri. La principal característica de estas casas de madera son sus tejados inclinados a dos aguas hechos de paja. Con ello hacen que resistan mejor el pedo de la nieve, abundante en esta región durante el invierno. A mí, personalmente me recuerdan a las barracas tradicionales del parque de la Albufera en Valencia.

El pueblo de Shirakawa-go es como un museo al aire libre. En algunas de estas casas es posible ver demostraciones de trabajos tradicionales como el destilado de sake, el tinte de telas o la fabricación de los soba (fideos de trigo sarraceno).
Saliendo de la estación a mano izquierda encontramos el sendero que nos lleva hasta lo alto de un observatorio. Desde este lugar se tienen unas hermosas y privilegiadas vistas de todo el pueblo y del valle.

Es un placer adentrarse en él e ir descubriendo sus casas rodeadas de huertos y arrozales. Hay ciertas casas que destacan sobre el resto, como la casa Wada, Nagase, Kanda y Okuzaemon. Tampoco hay que perderse el Museo del Patrimonio, que se encuentra al final del pueblo. Shirakawa-go -junto con otros pueblos de los Alpes Japoneses- fue declarada Patrimonio de la Humanidad en el año 1995.

Adentrándonos en el poblado encontramos varios templos como el templo Myozen-ji o el templo Honkaku-ji. Detrás de este último encontramos un enorme puente colgante que cruza a la otra orilla del río. Aconsejo cruzarlo y notar cómo se mueve.
