Dejamos atrás el lago Mývatn y continuamos por la Ring Road hasta llegar al norte de Islandia. Una zona no tan visitada, pero repleta de esos lugares sorprendentes a los que nos estábamos acostumbrando en Islandia: alucinantes cascadas, construcciones vikingas, pintorescos poblados pesqueros y avistamiento de ballenas.

Avistamiento de ballenas en Húsavík
A ritmo de Jaja Ding Dong llegábamos a Húsavík. Es considerada la capital de la observación de ballenas en el país y hasta ella llegan centenares de personas a diario para vivir esta experiencia. Se ha convertido en un destino obligado en el norte de Islandia.
Mientras esperábamos a subirnos al barco, hicimos tiempo conociendo esta población costera. Pudimos visitar el Museo de los Cetáceos y la iglesia de Húsavík. La cual no se asemeja a las iglesias islandesas. Parece más bien una casa de los Alpes.
Tras barajar varias compañías para hacer el avistamiento de ballenas nos decantamos por North Sailing. ¡Y fue todo un acierto! Tras enfundarnos el mono nos subirnos al Bjössi Sör. Un barco de roble construido en el mismo Húsavík en el año 1975. Al zarpar el barco puso rumbo a isla Puffin. Un pequeño islote convertido en el hogar de 100.000 frailecillos. Pudimos ver a estos simpáticos animales de cerca.

Tras bordear el islote fuimos a mar abierto en busca de ballenas. Y para sorpresa nuestra no se hicieron esperar. Y es que la bahía de Skjálfandi es el refugio ideal para estos enormes cetáceos. Los primeros ejemplares que contemplamos fueron ballenas jorobadas. También vimos algunas ballenas minke y delfines de pico blanco.
Casi de vuelta a puerto pudimos ver una ballena azul. Con sus 30 metros de largo y un peso de 200 toneladas es el animal mamífero más grande del planeta. Los avistamientos de estos gentiles gigantes en Islandia se reduce prácticamente a la bahía de Skjálfandi. Las corrientes oceánicas de esta bahía la convierten en el lugar idóneo para su reproducción durante los meses de verano.

La observación de ballenas es una oportunidad única en la vida, pero se puede torcer por culpa de los mareos. En mar abierto este tipo de embarcaciones se mueve mucho y es fácil marearse. Es aconsejable que antes de subir os toméis alguna pastilla para el mareo, tipo biodramina con cafeína. Lo decimos por experiencia propia.

Goðafoss, la cascada más sorprendente del norte de Islandia
De camino a Akureyri nos desviamos unos minutos para admirar Goðafoss. Al llegar nos sorprendió su llamativo color azul turquesa. Esta viva tonalidad del agua viene desde el nacimiento del río Skjálfandafljót en el mismísimo glaciar Vatnajökull.
La catarata se encuentra sobre el campo de lava de Bárðardalur y la mejor manera de admirarla es recorriendo alguno de sus senderos. A diferencia de las otras cascadas que habíamos admirado en Islandia, Goðafoss tiene la peculiaridad de su forma semicircular y que el agua se bifurca en varios saltos.
Su significado traducido del islandés es “la Cascada de los Dioses”. Cuenta la leyenda que durante la conversión de Islandia al cristianismo en el año 1000 los vikingos tiraron sus figuras paganas nórdicas a la cascada. Ahora esas figuras en un museo estarían auténticas obras de arte. Pero así son los caprichos de la historia…

Akureyri
De Goðafoss a Akureyri hay un túnel en la Ring Road, y es el único tramo que es de pago. Para aquellos, como nosotros, que vayáis bien de tiempo hay una alternativa gratuita. Discurre por la carretera serpenteante 832 y se tienen unas vistas del paisaje y de Akureyri buenísimas. Lo único es que sólo está abierta durante los meses de verano.
Akureyri es la segunda ciudad más grande de Islandia. Y se encuentra al principio del cabo de Eyjafjörður, el fiordo más largo de Islandia. Un lugar estratégico que protege la ciudad de las bajas temperaturas del norte del país. La combinación de humedad y bajas temperaturas durante los meses de invierno puede ser «divertida».
Hafnarstræti
Lo mejor manera de conocer esta ciudad del norte de Islandia es perderse por su centro histórico. La artería principal es Hafnarstræti. Está repleta de tiendas, restaurantes y cafeterías. Igualmente, es el lugar ideal para conocer la arquitectura típica del norte de Islandia. Al final de la calle encontramos Akureyrarkirkja.

Akureyratkirkja
Sobre una colina y divisable desde todo Akureyri se alza la principal iglesia de la ciudad. Es obra del arquitecto Guðjón Samúelsson; el mismo que ha realizado Hallgrímskirkja en Reikiavik.

La iglesia suele estar abierta al público, pero de todas maneras hay que consultar los horarios colgados en la puerta. Lo más llamativo de Akureyrarkirkja son sus vidrieras, que alternan pasajes bíblicos con la historia de Islandia. Por ejemplo en una de ellas se muestra la leyenda de la cascada de Goðafoss.

Jardín Botánico de Lystigarðurinn
Antes de retomar nuestra ruta por el norte de Islandia, paramos en Lystigarðurinn, el jardín botánico más próximo al Círculo Polar. Situado en la periferia de Akureyri es un lugar muy interesante para admirar especies autóctonas islandesas así como plantas de todo el mundo. Llama la atención encontrar un jardín botánico tan frondoso y verde en esta ciudad tan septentrional.
Dentro del jardín botánico encontramos el Café Laut. Un moderno espacio donde repusimos fuerzas tomando buen café de máquina.

La tienda donde siempre es Navidad está en el norte de Islandia
A unos 12 kilómetros (10 minutos en coche) al sur de Akureyri pudimos de disfrutar de la Navidad en pleno mes de julio. Esta tienda especial recrea la casa de Papa Noel. Nada más llegar nos encontramos su característico traje rojo en el tendedero. En su interior se pueden encontrar objetos navideños para decorar el árbol de Navidad o la casa. Pero los precios son típicos islandeses y sólo nos dimos una vuelta por la tienda. Pese a ello, es una parada obligatoria para los niños (y los no tan niños). Aprovechamos para echar la carta a Papa Noel desde el norte de Islandia.

Justamente al lado, hay una casa con las puertas azul turquesa que vende productos hechos como mermeladas, dulces y tejidos para el hogar.

Varmahlíð
Al llegar a Varmahlíð, nos desviamos unos 7 kilómetros de la Ring Road dirección norte para conocer Glaumbær. Una granja tradicional formada por trece casas independientes pero conectadas por una pasarela central y recubiertas de hierba. Este tipo de construcción -que se pueden ver a lo largo de todo el país, pero de manera más notable en el norte de Islandia- se utilizaba para protegerse del frío invernal islandés en el pasado. En la actualidad Glaumbær funciona cómo museo y contribuye a conocer la forma de vida de los islandeses siglos atrás.

Retomando la Ring Road y sin dejar Varmahlíð nos detuvimos unos minutos en Víðimýrarkirkja. Al igual que Glaumbær, esta iglesia tiene la peculiaridad de estar cubierta de turba y fue construida en el año 1834. Al estar sólo abierta los meses de verano, tuvimos la suerte de poder visitarla.

Hvítserkur, el paisaje más soberbio del norte de Islandia
Este viaje a Islandia estaba siendo toda una oda a la naturaleza y a los paisajes más soberbios y sorprendentes. Nuestro recorrido por el norte de Islandia finalizaba en Hvítserkur, antes de poner rumbo a Borgarnes. Nos desviamos unos 30 km. De la Ring Road por la península de Vatnsnes hasta llegar es este farallón basáltico que se alza frente al mar. Su forma le ha valido para ganarse el apelativo de “el hipopótamo”. Pese a que nosotros no encontramos dicha similitud.

Cuenta la leyenda que un trol intentaba destruir el Monasterio de þingeyrar y al darle los primeros rayos de sol quedó petrificado. A diferencia de los farallones que pudimos ver en el sur de Islandia, en Hvítsekur estábamos completamente solos y pudimos disfrutar del lugar tranquilamente.
